sábado, enero 22, 2005

2

El día de hoy, no es más fácil que el ayer. Desperté de un sueño terrible, con los ojos todos húmedos. Al parecer la pena de mi sueño traspasó los umbrales de la fantasía hasta llegar a la realidad de mi cama, a mi rostro. Ella, Ella, Ella... fue todo en lo que pensé a lo largo de la noche. Sé que esto pasará, que la olvidaré o, por último, el dolor se aliviará. Pero que hacer mientras, que hacer cuando no me la puedo sacar de la cabeza.
Recuerdo el día en el que me di cuenta que mi cariño no era el de un amigo. Estábamos en Algarrobo. Una amiga tomó el riesgo de invitar a 11 personas a su casa en la playa, cuando solo la dejaban invitar a cinco. Entre esas personas estaba ella, y lógicamente yo. Ese viaje fue perfecto, cual película americana. Todo era risas, fueron unas vacaciones llenas de anécdotas, donde las amistades se afiataron más que en años de conocernos, fue un grupo perfecto, no faltó ni sobró nadie, éramos nosotros al fin, sin más nadie que perturbara la casa, una casa que ese verano se transformó en nuestro mundo perfecto. Pensar que solo fueron tres días.
En fin, después de una espectacular sesión de fotos en la terraza de la cabaña, y de eróticos bailes alrededor del poste de la hamaca, todos empezaron a dispersar la reunión. Se sentaron a jugar cartas en el living, fueron a dormir a sus piezas o conversaban en algún lugar por ahí. Fue cuando, antes de entrar a la cabaña, la vi a Ella cabizbaja, sentada sobre el borde de la terraza, con la vista perdida en la muralla que se encontraba frente a Ella. Yo me acerque con un toque humorístico, sin reacción positiva. Ahí es donde sale todo lo amoroso en mi, verdaderamente no soy una persona que escoja bien las palabras para decir las cosas. Terminé diciéndole puras pavadas que terminaron en llantos. Que lamentable que tengan que llorar frente a uno para darse cuenta de que la estás cagando. Se me rompió el corazón, la oculté del resto y la invité a bajar hacia la piscina para conversar y buscar juntos la forma de salvar el mundo. Así me contó sus problemas con su pololo, y con sus amistades, y yo le pude dar consejo y decirle “Todo va a estar bien”, esperando convencerla con mis palabras. En ese preciso instante de vulnerabilidad de ella, y de sentimientos encontrados, fue cuando no podía pensar en otra cosa que abrazarla y besarla largamente. Solo una vez había sentido eso por ella antes, pero fue solo un segundo. Ahora ese segundo era eterno, los dos estábamos callados mirándonos, ella al fin tenía una sonrisa en su cara, y mi mano se paseaba cariñosamente por su mejilla. La abrasé, comiéndome todas mis ganas y volvimos a subir. A partir de ese día jamás la vi como antes.
¡Vamos hombre!. Levanta las tapas de tu cama que debes ir a desayunar, ya es bastante reflexión mañanera, aunque sean ya las una de la tarde.

viernes, enero 14, 2005

1

Son diez para las dos de la mañana, y estoy aquí, pensando en por que sucedió, o que lo gatilló. Me llamó y hablamos extendido casi una hora. Bueno... “hablamos”. Nuestras conversaciones son especiales, generalmente el que habla soy yo y Ella queda al otro lado del auricular escuchando todas las pavadas que tenga que decir. Esta no fue la excepción. Ella me dijo que no daba más con la relación que teníamos, y yo comencé a señalarle las razones por las cuales nunca la olvidaría. Es la tercera vez que “terminamos” en casi dos años. Estoy destrozado. Mis piernas y mi tronco se postran en la comodidad de mi cama. Si alguien gritara en este momento por mi auxilio, no tendría las fuerzas de levantarme aunque quisiera.
Dos años sin pensar en otra mujer que no sea Ella. Es increíble lo que un hombre puede llegar a hacer por el amor de una mujer. Me ridiculice, me arrastre cuanto pude, solo para que Ella se quedara a mi lado. Al parecer no lo logré, dice que es su familia la que no la deja tranquila, o algo por el estilo. En verdad no entiendo bien las razones, ya que Ella nunca pudo dejar una idea clara sobre lo que quería. Pero bueno, es la mujer de mi vida, yo solo quiero estar con Ella, por eso luché, y por eso... no se si seguir luchando.
Uno no es perfecto, también tiene un poco de culpa, eso es lógico. Si ustedes lograran entrar en mi cabeza por unos minutos, saldrían de ella más loco que yo. Todo es un problema; que si salía con alguien, que si estaba con alguien, que si la pasaba mejor que yo. Todo era motivo para alguna escena de celos. Siempre pienso que esos son los motivos por los cuales terminamos, pero Ella nunca me lo quiso decir así.
Desde que la conozco, que digo que Ella es la mujer perfecta para mi. Solo pocos escucharon esa frase de mis labios, ya que no era la idea que se enterara. La conozco hace más de 5 años, fue un encuentro casual (como diría cualquier canción). Cuando la vi nunca pensé que hablaría con Ella. Era mucho menor que yo y parecía no tener lengua.
Recuerdo lo primero que le dije:
-Disculpa, Me acercai el poleron...
Ella sin omitir palabra alguna lanzó a Nicanor hacía mis brazos (Nicanor es el poleron que en el futuro adquirió cierto protagonismo en nuestra relación).
No me llamó mucho la atención entonces, no era tan interesante como para sentarse a conversar. Digo, a alguien que le cuesta saludarte con un gentil “Hola”, nunca será lo suficientemente interesante... Mi error.
Ahí fue cuando, no se como, con esto de la tecnología de las comunicaciones, llegó a la pantalla de mi computador su nombre. Internet, es un factor importantísimo en nuestra relación, ya que si no fuera por este, jamás hubiéramos conversado. Fue aquí donde comencé a conocer lo extraño de este personaje, la cantidad de problemas que pueden existir en una mente tan pequeña, comparado con una época de mi vida en el cual todo era perfecto, y nada merecía más de cinco minutos de reflexión en mi cabeza. Ella en cambio, analizaba todo, reflexionaba de todo, y lo peor, todo le dolía mucho. Nunca me dijo ser infeliz, por que era obvio que no era así. Pero aún así algo le faltaba según Ella, algo que no sabía que era. En fin, yo era muy poco aproblemado en ese entonces, y la chiquilla me simpatizó... ... ... Todo comenzó ahí.
Ella no vivía al lado de mi casa, de hecho vivíamos bastante lejos. No se que hubiera sido de nosotros si nos hubiera tocado ser vecinos. El aburrimiento y monotonía inundaría nuestras vidas, y jamás hubiéramos llegado al cariño que hoy nos tenemos... tuvimos... tendremos... lo que sea. Bueno, como las distancias nos jugaron chueco, nos ingeniábamos las formas de afiatar nuestra amistad. Fiesta o visita que se presentara cerca de su casa, yo partía para allá. Ida al cine o al Mall, Ella me invitaba. En ese tiempo, la vi más a ella y a su grupo de amigos, que a mis amigos del colegio. De aquí saque amistades poderosas y amores eternos, fue gracias a este periodo de mi vida que ahora tengo la personalidad que me caracteriza.
También, yo era muy enamoradizo a esa edad, todas la mujeres eran bellas y con todas quería estar. Era un enamorado del amor y de la relación en pareja, pero nunca me fue muy bien en ellas. Tuve bastantes relaciones amorosas, pero jamás se me pasó por la cabeza involucrarme con Ella, era mi única amiga mujer, la quería así.
Para mi las relaciones no eran esas donde disfrutas de tu pareja conversando, jugando, riendo. Sino era estar con alguien para hacer Cosas de Pololos, por eso nunca pensé en Ella como pareja. Lo pasábamos muy bien juntos como para perder el tiempo dándonos un beso o cosas así. Pero aún así, lo que me preocupaba más en ese entonces, era llegar de sorpresa a su casa para ver sus mejillas apretarse al abrir una gran sonrisa, prefería eso a ir y conocer a los padres de mis propias pololas.
Hubo un tiempo que no nos veíamos mucho, en realidad, casi nada. Yo comencé un pololeo en la universidad, y creo saber que ella tenía otro por su lado. En una oportunidad, debo admitir que dejé cuasi plantada a mi polola por ir a verla. Salió algo cerca de su casa, y como ya había visto a mi pareja, no vi problema alguno en que fuera a ver a esta vieja amiga desaparecida. Me encantaba verla sonreír cada vez que me veía llegar, me hacía sentir como... no se... un todo poderoso.
Que curioso, repaso mis pensamientos y cualquiera imaginaría que lo estoy acomodando cosa que se vea lo más romántico posible. Pero los hechos acontecieron de esta manera, era realmente esta la relación que teníamos.
En fin, opto por descansar mejor, ya son casi las cuatro de la mañana, y tengo mucho que pensar... olvidar... recordar.. como sea!.